miércoles, 8 de junio de 2011

ULAN BATOR (MONGOLIA)

Después de bajarnos del tren, fuimos andando hasta el hostel (a unos 200 metros de la estación) acompañados por Tuya. Al llegar conocimos a Agustin, un hombre de Teruel, que iba a recorrer parte de Mongolia, pasando por el desierto del Gobi, hasta llegar a Beijing en bicicleta. Desde un principio nos hicimos amigos de él, una persona que había recorrido varios paises del mundo encima de su bici y que sigue haciéndolo. Nos ibamos a quedar unos 2 días, pero al final nos quedamos unos cuantos más, gracias a la energia de los mongoles que es muy especial a pesar de su pobreza y el gran problema de alcoholismo que sufre este país. En estos días recorrimos las grandes calles principales, donde se pueden ver varios estilos de las vestiduras de la gente, parte de ella enfocada al estilo japonés. En cambio su estilo es el Budismo Tibetano, del cual se podían encontrar varios templos, en uno de ellos nos encontramos con un buda de unos 14 metros de altura, de color dorado y una gran energia que trasmitia al observarlo, viendo cómo toda la gente giraba de izquierda a derecha a su alrededor y acabando por girar unas piezas cilíndricas que tenían oraciones en sanscrito (una manera que tienen los budistas de rezar) y acabando por hacer una reverencia al buda antes de salir. Después de dejar el templo nos dirigimos los tres (Agustin venía con nosotros), a uno más pequeño que lo distinguimos con la vista desde el que acabábamos de ver, así que nos adentramos en calles no asfaltadas, llenas de chavolas y guerks (impresionante, ver esas casas pequeñas rodeadas de grandes edificios). Aunque primero nos paramos para subir un pequeño monte, que se entraba a él por una puerta compuesta por estupas. Arriba del todo nos encontramos con varios montecitos de piedras con banderas budistas (con oraciones) en ellos (dedujimos que era sagrado, ya que no habían construido en él), a parte de una vista amplia de toda la ciudad de Ulan Bator. Al bajar acabamos en ese templo pequeño, que estaba rodeado de grandes avenidas con mucho tráfico, pero que al entrar dentro de sus murallas no se oía ningún coche (muy curioso-¿verdad?). Este templo era muy pequeño y sin un gran buda, pero no por eso menos especial. Seguidamente nos fuimos a la gran plaza, donde esta el parlamento, allí dedujimos que ese día, tenía que ser alguna fiesta, por la gran cantidad de mongoles bestidos con sus mejores galas (más tarde supimos que era la fiesta de fin de curso). Y así pasamos el tercer día, olvidándonos por completo que teníamos que ir a la estación para comprar los billetes del tren que nos llevaría de Ulan Bator a Beijing.
Uno de esos días decidimos ir al Mercado Negro, así que los tres (Agustin también nos acompañó) fuimos a la calle a esperar una furgo (que allí se utiliza como mini-bus), para llegar hasta el mercado. A la burbuja hembra le encantaron esas furgos, ya que íbamos embutidos entre mongoles, en las cuales solo tienen una capacidad para unas catorce personas, pero que ellos consiguen que la capacidad sea de veinticinco personas por los menos (¡increible...ajaajja...!). Al llegar al mercado nos dedicamos los tres a buscar cosas útiles para nuestros viajes: Agustin, consiguió una rueda pequeña para el remolque de la bici, un bidón, unas chanclas, ajo en polvo y plástico para cubrirse en caso de lluvia durante su viaje; nosotros, unas chanclas, un bol y dos vasos para los viajes en tren (que más tarde no nos servirían por el sabor a plástico que le daban a todo con el agua caliente), que nos costó todo 3 euros. Lo curioso de este mercado fue su caos dentro de su orden, tenían las secciones perfectamente divididas, es decir, que los zapatos en una parte, la ropa en otra, la comida en otra, las bicis en otra y así con todo. Al acabar la compra nos dirigimos a buscar otra furgo (mini-bus), para llegar al hostel, así que ahora más embutidos que al principio, por las compras, nos metimos en ella hasta llegar a nuestro destino.
Todos estos días estuvimos acompañados en el hostel por Tuya, la que nos ayudó en todo momento, tanto para conseguir unas simples compresas, como para ir a los restaurantes y pedirnos la comida que solo un mongol conoce (resulta mucho más económico comer en restaurantes que comprar la comida en un super-cosa bastante curiosa-), como decirnos a qué estación debíamos ir para conseguir nuestros billetes, como a un almacén donde se podían encontrar objetos tradicionales de este país. Después de comprar los billetes, acompañamos a Tuya al autobús que la llevaría a su casa, a las afueras de la ciudad, ya que al día siguiente tenía fiesta y no estaría en el hostel para despedirnos de ella (una chica mongol como Tuya es difícil de encontrar en este país, ya que con sus 30 años no tiene marido ni hijos, por su gran inquietud de cambiar las cosas), mientras nos despedíamos de ella (nosotros con algunas lágrimas y ella con su gran sonrisa de la cual no se había desprendido en todos esos días), nos rodeaba un niño (de unos cinco años) intentando que le compráramos algunos chicles. Para la burbuja hembra fue bastante duro el tener que decirle que no, ya que con su pequeña carita y su gran sonrisa insistía. La burbuja hembra no esta acostumbrada a ver estas cosas que tanto le impactan, el ver gente tan pobre pero siempre con una gran sonrisa.
Así acabó nuestra aventura en el país de Mongolia, sin Tuya en el hostel y con Agustin acompañándonos a las siete y cuarto de la mañana a la estación, para despedirse de nosotros.



El desayuno que nos preparaba Tuya cada mañana

Tuya y Marta

Lavando la ropa con una...¿lavadora?

Calle donde estaba el hostel

Nevando en Ulan Bator

El gran templo

Buda de 14 metros (foto hecha por Agustin)

Marta y Agustin

Txema y Aguztin


Las dos burbujas en el gran templo

Sin comentarios

Peques


Rollos de oración


Monte sagrado


Txema con Ulan Bator al fondo y las montañas nevadas

Callejones


Templo silencioso


3 comentarios:

Anónimo dijo...

ESTARIA MAS COMPLETO ,SI SE PUSIERAN LAS FECHAS EN QUE SE HAN HECHO LAS FOTOGRAFIAS, POR LO DEMAS MUY INTERESANTE EL REPORTAJE,ASI COMO VIVIRLO.

Anónimo dijo...

Que guapo Ulan Bator!! salud burbujas!!

Anónimo dijo...
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