martes, 10 de abril de 2012

ÚLTIMO DÍA EN EL COMPLEJO DE ANGKOR

Durante dos días estuvimos descansando en el hostel, reservando el billete de vuelta a Pnhom Penh y pensando qué templos ir a ver en nuestro último día de visita a Angkor.
El día de visita, nos levantamos sobre las ocho de la mañana, bajamos a desayunar y alquilamos dos bicis; con una botella de agua, la cámara, chubasqueros y un mapa del recinto de Angkor, nos dirigimos hacia allí. En el camino, de unos cuatro kilómetros, nos encontramos con tuk-tuks, camboyanos y turistas en bici, pocos coches y gente andando (dentro del gran complejo de los templos de Angkor, se encuentran muchas aldeas).
No nos costó mucho llegar a nuestro primer templo (Angkor Wat, que también fue el primero que vimos el primer día), aparcamos las bicis, mientras acordábamos con dos chicas y un chico que nos vigilaran las bicis a cambio de comprarles dos refrescos cuando volviéramos de la visita. Así que, tranquilos nos volvimos a adentrar en el Templo, por su puerta de piedra, después de cruzar el puente. En algunas salas escuchábamos (disimuladamente) a los guías, que explicaban en ingles a los turistas, lo que íbamos viendo;  pudimos apreciar más los detalles que en los días anteriores no pudimos. Seguimos nuestro recorrido por el templo, y nos cruzamos con un grupo de niños, acompañados de varios monitores; mientras hacían la visita repartían algunos panfletos para apadrinar a los niños huérfanos que veíamos corriendo a nuestro alrededor, sonriendo y asustándose de un mono que encontramos en una de las salas. Entre pasillos llegamos al patio interior donde se encuentra el templo principal; para acceder a el la burbuja hembra tuvo  que ponerse un pañuelo encima los hombros, debido a que la religión budista no permite que las mujeres enseñen algunas partes de su cuerpo (ya lo sabíamos, así que no nos importó, sobretodo por que estábamos en su país y nos gusta respetar su cultura). Dentro nos encontramos con varios budas, una torre central, cuatro torres que la rodeaban y unas vistas increíbles del patio y la entrada al templo.  Al bajar nos encaminamos a buscar las bicis y a continuar nuestra visita; al llegar donde nos guardaban las bicis (tal y como las habíamos dejado), les compramos dos refrescos a los chavales y mientras nos los bebíamos entablamos conversación con ellos.
Después de refrescarnos volvimos a coger las bicis y una vez más, nos dirigimos al templo de Tha Prom. En el camino hicimos una parada para descansar y hacer alguna foto; mientras la burbuja macho se dedicaba a hacer fotos, la burbuja hembra entablaba conversación con dos niñas que se habían acercado desde una cabaña que estaba al lado del camino. Al cabo de un rato seguimos el camino hasta llegar al templo, empapados por el sudor que nos goteaba hasta por los brazos. Allí estuvimos unas dos horas, y el hambre nos empujo a salir del templo e ir a comer algo en los puestos de en frente. Nos sentamos en una de las mesas, ya vacías (era bastante tarde) y pedimos algunos de los platos camboyanos que ya conocíamos y que tanto nos gustaban. Mientras comíamos se nos acercaron dos niñas para vendernos pulseras, y demás cosas; una de ellas consiguió vendernos diez pulseras por un dólar, pero la siguiente solo recibió negativas, hasta desistir.
Cuando acabamos de comer y la tormenta había menguado, cogimos las bicis y nos fuimos al templo de Bayon, para disfrutar del atardecer. Nos paramos a hacer más fotos por el camino y llegamos al templo justo a tiempo (tuvimos suerte de que el cielo se despejara justo cuando llegábamos). Estábamos solos en él, así que pudimos disfrutar de éste hasta que se hizo de noche. Volvimos a las bicis y mientras hacíamos alguna foto de despedida aparecieron de la nada tres niños, y otra vez a decir con una gran sonrisa ¡que no queríamos comprar nada!; al fin conseguimos montarnos en las bicis, y ya de noche, pedaleamos hacia la ciudad. El camino de vuelta fue bastante divertido, los paisajes cambian bastante del día a la noche, así que otros cuatro kilómetros muy entretenidos. Al llegar al hostel solo pudimos cenar, ducharnos e irnos a dormir, para poder levantarnos pronto al día siguiente y coger el autobús que nos llevaría de vuelta a Phnom Penh.



Bajorrelieves escenificando batallas


Bajorrelieves escenificando la serpiente del bien y el mal

con el buda en el centro, encima de una tortuga, compensando los dos mundos.

El mono en una de las salas...

Apsaras

cada una diferente

Desde las ventanas del templo central de Angkor Wat



En el templo principal

Budas

Pasillos



Flor de Lotus en el patio

De camino a Tha Prom

Marta y su bici

¿Dónde llevara esta puerta?

Insectos paseándose por los árboles

Descansando

Tha Prom



Parece que las raices esten puestas con fotoshop





De camino al templo de Bayon



Bayon


Budas en los rodapies

El atardecer rodeados de caras

El interior, con un Buda al fondo iluminado con velas



Encantados





Disfrutando

Saliendo de Bayon



Despidiéndonos

A punto de coger las bicis

Txema y su bici

Anochecer...en Bayon