miércoles, 8 de febrero de 2012

KEP Y LA ISLA RABBIT

A la mañana, salimos de la habitación con la mochila para desayunar un pancake de plátano con chocolate y un café camboyano...Fuimos a devolver la moto y esperamos en la entrada del hostel, mientras entablábamos conversación con los trabajadores del hostel que se dedicaban a jugar a las cartas con una caja de cartón en el suelo, mientras esperaban algún trabajo. Nos vino a buscar un tuk-tuk (no lo entendíamos, la estación de autobuses estaba a cinco minutos andando, pero entraba dentro del precio del billete) y embutidos con las mochilas y tres personas más y sus mochilas, dimos la vuelta a la manzana y ya estábamos en la estación (risas mil, cuando tomaba las dos curvas!!). En la estación estuvimos esperando una media hora y nos dejaron subir al autobús. En unas dos horas estábamos en Kep. Cuando bajamos en la primera parada del pueblo, nos esperaban todos para ofrecer sus servicios a los pocos turistas que íbamos en el autobús. Después de negociar el precio de la habitación, nos instalamos y contratamos el servicio de lancha para poder llegar a una de las islas que hay en el sur de Camboya; en concreto íbamos a la Isla Rabbit (Isla Conejo), donde solo hay tres familias que se dedican a alquilar cabañas en la isla, conejos, playa, vegetación y alguna aldea. Ese día no nos movimos mucho de la habitación y la terraza (donde a la noche podíamos oír los geckos, el sonido del mar y algún que otro animal); no había parado de llover en todo el día y teníamos que alquilar algún transporte para poder ir hasta el pueblo. 
A la mañana siguiente, preparamos la mochila y bajamos a buscar nuestro tuk-tuk, para que nos llevara hasta uno de los pequeños embarcaderos. Pero tuvimos que esperar durante una hora casi, así que nos fuimos a dar una vuelta por la playa observando a gente bañarse (siempre con ropa, tanto los hombres como las mujeres), y parte de un grupo de chavales haciendo actividades deportivas (juegos) en grupo, con espectadores, que creemos que eran los familiares, a parte de los vendedores ambulantes. Al cabo de un rato nos montamos en el tuk-tuk, con tres chicos franceses, llegamos al embarcadero y con una lancha de madera con un motor, nos dirigimos a la Isla Rabbit; al cabo de media hora llegamos a la playa y como carecía de embarcadero, saltamos al agua, intentando que la ropa, mochila y zapatos no se mojaran. Negociamos el precio para dos noches, de la cabaña con lavabo individual (tres dólares por persona y noche), nos instalamos y nos fuimos a dar una vuelta por la isla, antes de que anocheciera (no nos alejamos mucho, la burbuja hembra no se encontraba muy bien), cenamos y disfrutamos de la cabaña, donde podíamos compartir espacio con algunos animales domésticos y salvajes (serpiente alojada en el lavabo, gallina que picoteaba la cabaña, roedores acurrucados en el techo, mosquitos chupadores de sangre, cucarachas silvestres, moscas...), pero éramos nosotros los nuevos inquilinos de su casa, así que, no tuvimos ningún problema en compartir espacio.
 Al día siguiente, al despertarnos, paseamos por al lado del mar de un lado al otro; disfrutando de los pescados cocinados con verduras y mango (siempre acompañado con arroz), de su café, de la brisa, del agua y sus sonido, de la arena blanca y fina, de la poca gente que había en la isla esos días...en total, del paraíso del sudeste asiático.
A la mañana siguiente nos levantamos pronto, nos tomamos un café y esperamos que nuestra lancha viniera a buscarnos para llevarnos a Kep y coger un autobús hasta Phnom Penh, de vuelta a la casa Karacol.




Terraza de Kep

La decoración flotante
 
Isla Rabbit

Árbol creciendo encima de las rocas, al lado del mar



Paseando...
Agua cristalina

En frente de las cabañas

La lancha con la que llegamos

Playa de la isla Rabbit...

Cabañas

Nuestra cabañita

El lavabo, con su ducha...

Y el resto de la cabaña...

Disfrutando el atardecer

A un lado, las cabañas con la selva detrás

y al otro lado el mar...

Precioso




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