miércoles, 25 de enero de 2012

LLEGADA A PHNOM PENH

Al llegar, recogimos las mochilas y empezamos a bajar del barco, pero de pronto nos vimos rodeados de camboyanos ofreciendo sus servicios de tuk-tuk (moto con un remolque adaptado para llevar personas), tanto  nosotros, como  los que venían con nosotros en el barco. Nos entretuvimos un rato con uno de ellos, que estaba empeñado en llevarnos donde hiciera falta. Nosotros no teníamos mucha prisa, ya que habíamos quedado con Sara (amiga de la burbuja macho) para alojarnos durante unos dias en su casa y estábamos esperando que acabara de trabajar para que nos viniera a buscar. Así que decidimos ir a un restaurante que había en frente del embarcadero para comer algo (siempre con él a nuestro lado), ya que llevábamos desde las siete de la mañana dando vueltas y eran las dos y media de la tarde  y todavía no habíamos comido. Al acabar, pudimos hablar con Sara, que al final nos esperaba en su casa, así que nos dirigimos al chico que llevaba dos horas con nosotros y con la ayuda de Sara  hablando con él por telefono, nos montamos en el tuk-tuk, después de haber subido las maletas; y arrancando, empezó el primer viaje en tuk-tuk de las burbujas. El tuk-tuk paró y pagamos dos dolares por el viaje, nos quedamos en la acera sentados esperando ver a Sara, pero después de dos horas más, cinco tuk-tuks preguntando si necesitabamos ir a algun sitio, dos idas a la gasolinera, una rociada de esprai anti mosquitos y un xirimiri sin importancia, decidimos llamar a Sara. Resultó que el chico que nos había llevado se había equivocado de calle, pero enseguida nos encontramos.
 ¡Ilusiones mil, por fin después de tres meses, una cara conocida!
Después de los saludos nos dirigimos a su casa, llamada casa Karacol, supimos el porqué del nombre cuando tuvimos que subir las escaleras de caracol que tenía en el patio para acceder a la casa. Después de dejar las mochilas nos dirijimos a la terraza para tomar unas cervezas y hablar sin parar cada uno contando sus cosas mientras se nos hacía de noche. La burbuja hembra aprovechó para ir a descansar, ya que tenía un gripazo bastante importante, así que se tumbo en la cama de Sara.  Al cabo de un rato llegó Sonia (compañera de piso) y luego Kuntul (un amigo), así que la burbuja hembra se levantó para saludar mientras hacía bahos con balsamo de tigre.
 Al cabo de un rato nos fuimos a ver un documental hecho por una de las amigas (...). Al acabar, cogimos otro tuk-tuk y nos dirigimos a un bar, donde se sirven tapas y cerveza (de golpe nos encontramos en un hambiente totalmente occidental, menos por los camareros nativos y que nos recordaban que estábamos en el Sudeste asiático). De allí nos dirigimos a la casa Karacol y nos fuimos a dormir, para seguir al dia siguiente descubriendo este nuevo país para las dos burbujas.



Llegando al embarcadero

Phnom Penh

Burbuja macho en la azotea de la casa Karacol

Burbuja hembra posando en la azotea



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